Erase se una vez un país que tenia una especie única en su género. Se llamaban Cajas de Ahorros estas entidades no tenían como fin optimizar sus beneficios y debían de invertir el dinero ganado en la sociedad que lo acogían. Esta cercanía y buen trato les hizo crecer y tener influencia. Estos molesto enormemente a los grandes guerreros del dinero una especie llamada los banco ya que iban perdiendo poder y sus cuentas de resultados, réditos a su señores accionistas, estaban disminuyendo. Tal fue su preocupación que maquinaron un plan. Convocaron a las fuerzas del reverso, una especies llamada políticos que eran muy abundantes, manejaban las palabras y siempre parecían necesitar fondos líquidos. “Mirad mirad si hay tenéis de sobra y además más barato” clamaban.
La especie políticos se aparecieron ante las Cajas la felicitaron por el gran trabajo social que estaban haciendo y le explicaron que esto junto a su sabiduría y dirección política daría lugar a una sociedad mas rica y dinámica. En un atardecer aciago los políticos tomaron la riendas de la Cajas y empezaron a drenar sus riquezas en proyectos quijotesco y préstamos de peloteos. Peros los grandes guerreros del dinero sabían que esto no era suficiente y urdieron su golpe final. Convocaron al gran maestre de la orden llamado Banco Central Europeo y vendiéndolo como un gran gesto de magnanimidad invitaron a las cajas al gran festín de la mesa del dinero sin límite. Coge y ya pagaras. La música, el vino y los manjares eran embriagadores y no hubo Caja que se resistiera. La tragedia se consuma y el telón cae. De pronto la mesa del dinero sin fin desaparece y los agujeros provocados por los políticos y los prestamos fruto de la borrachera pone rodilla en tierra a toda la estirpe de la cajas.
Las más débiles serian despedazadas y repartidos sus despojos entre los guerreros del dinero. A las más grandes se les daría la oportunidad de transformarse en bancos, nuevos guerreros del dinero siempre y cuando hicieran correctamente el juramentos a los señores accionistas.
Este es el final de la historia de la especie llamada Cajas de ahorros, aportaban biodiversidad , productividad al sistema, cercanía, obra social y eran molesta al poder del dinero. Pero su memoria y leyenda perdurarán en esta historia y en los corazones de quienes convivimos con ellas.
Toda historia tiene sus claroscuros. La moraleja de esta es terrible. Matamos algo que quizás deberíamos de reinventar en estos momentos de crisis. Crisis creada por la parte más depredadoras del sistema. Depredadores que por ahora son lo que mejor tajada esta sacando de la propia crisis. Difícil de entender. En apenas dos años vamos a vivir la desaparición de 45 Cajas de Ahorros. Personalmente como usuario siempre me he sentido mejor tratado por una Caja que por un banco, lamento este final que se deben a gestores y políticos incompetentes, que se van inmaculados, y no a la naturalezas de están entidades.
Cajas de Ahorro: el sacrificio estéril
Muy logrado el cuentecito
Mas como en cualquier otro, cualquier parecido con la realidad no es más que una pura coincidencia.
Ahora que se acabaron las desmesuradas e inusitadas orgías en la mesa del dinero, añoraremos la obra social de esa extinta especie llamada «caja».
Agradecerlo queda ahora a esos, los vendedores de milongónicas políticas sociales hasta que alcanzaron el poder de poder elegir, y optaron por seguir manteniéndose sólo en el poder, con el apoyo de los que tan gustosamente se lo ofreció en bandeja de plata -como la cabeza del Evangelista-; una casta sin castidad que pudo a elegir entre bombero y bombardero, y no supo escoger lo primero.